lunes, 25 de septiembre de 2017

Las ventajas de integrar a la ‘generación Z’ a la organización

Últimamente se habla mucho de la generación Z en los entornos organizacionales, ¿A qué se debe esto? Como apunta D. Remírez en Forbes, para el 2020 esta generación conformará el 30% de la población mundial, lo que los hace un objetivo como futuros clientes para las empresas. A su vez, corresponde a una generación más acostumbrada a la novedad, que empieza a integrarse al entorno laboral o cuentan con poco tiempo en el mismo. Aunado a esto, según Forbes, corresponde a una generación más ambiciosa que “están listos para comandar las preferencias en términos de consumo”.

Aunque los rangos de edad de la llamada ‘Generación Z’ no están del todo claros y delimitados, la mayoría ubica a los miembros de dicho grupo entre los nacidos con posterioridad al año 1992. Se les llama también ‘nativos digitales’ ya que desde su niñez han estado en contacto con el auge de las tecnologías de la información, lo que les permite una posición de apertura y naturalidad de cara a los desarrollos tecnológicos continuos del mundo actual.

Hoy en día y a lo largo de la próxima década, este grupo de jóvenes empieza a salir del mundo académico para abrirse hueco en el mundo laboral, encarando a las organizaciones frente a su propia capacidad de adaptación y flexibilidad ante una vorágine de actualidad y cambio.

Así, es una generación que refleja la exigencia al mundo empresarial de expandir su cultura organizacional, trazando un camino real desde lo tradicional a lo complejo, dando cabida a las nuevas necesidades y demandas que reclama la actualidad.

Como comenta Deep Patel para Forbes, en la mayoría de las ‘declaraciones de principios’ de muchas empresas, encontramos el lema del “trabajo en equipo”. La cultura que da la bienvenida a los nuevos trabajadores a la empresa, intenta enfocarse en esto como un valor y habilidad a potenciar en cada uno de los trabajadores.

Sin embargo, más allá de esos valores que se pregonan, muchas empresas mantienen estructuras tradicionales de poder, comunicación y distribución de trabajo, alejándose del manejo complejo, colaborativo e integrador que reclama la actualidad.

Como apunta Patel, actualmente no es común encontrar empresas en donde cada trabajador se sienta equitativamente apoyado y empoderado dentro de su equipo -y por este-. No se trata de que las organizaciones intenten mostrar una filosofía y visión falsa, sino que el hecho de construir estrategias internas que incorporen una visión colaborativa en las estructuras y dinámicas organizacionales, suele ser menos prioritario que desarrollar productos, campañas de marketing y resolver problemas. En todo caso, las empresas que fracasan en priorizar el desarrollo profesional de sus empleados, así como sus respectivas visiones y formas de trabajo, están construyéndose sobre bases inestables de cara a lo que exige la actualidad empresarial.

Restructurar la cultura interna de la organización en una que incluya responsabilidades y participación colaborativa de cada uno de los trabajadores, puede resultar un proceso abrumador para muchas empresas. Sin embargo, si las organizaciones quieren sobrevivir al mundo actual, es necesario invertir en una verdadera cultura de equipo que tome en cuenta a cada uno de los empleados. Para ello es necesario tener en cuenta las motivaciones más comunes de los empleados -más allá de las retribuciones económicas-, priorizando en la transparencia, en especial si se quiere conectar con profesionales de la ‘generación Z’, que inician su andadura en el mundo laboral con una imagen potente del mundo actual.

Las expectativas, perspectivas y motivaciones profesionales de estos jóvenes son distintas a la ruta tradicional que otros marcaron en su momento. Como señala N. Jiménez, estos tienen una visión multicultural, más inclusiva y liberal en el sentido social, que los lleva a aproximarse a la realidad de modo muy diferente a las generaciones anteriores. Se trata de una generación “que destierra la educación formal para centrarse en un aprendizaje más vocacional” y, por ello, no les satisface simplemente ‘seguir órdenes a ciegas’ como exige una estructura piramidal tradicional.

Como afirma Patel, los trabajadores de la ‘Generación Z’ aspiran entender cómo sus tareas e iniciativas son realmente productivas en el entorno empresarial y cómo afectan el progreso de los consumidores. Si las empresas buscan cultivar nuevos talentos, necesitan invertir el tiempo y los recursos para crear un entorno laboral colaborativo y transparente. Para ello, resaltamos las siguientes claves:

Afianzar de manera integral los canales de comunicación

Los profesionales más jóvenes valoran el tiempo ‘cara a cara’ en el entorno laboral. No se trata de que necesiten que “los lleven de la mano”, sino que se dedique el tiempo necesario para organizar un encuentro entre compañeros de trabajo y responsables, en donde se brinde una oportunidad para hacer preguntas, propuestas y se les dé voz a las opiniones. Esto no se trata sólo de un requisito “Generación Z”, sino una base fundamental en las estructuras organizacionales colaborativas. La comunicación directa debería ser clave, ya que muchas cosas se ‘pierden’ a través de comunicaciones indirectas (como los correos electrónicos, que en muchas organizaciones son la vía preferente de comunicación, incluso entre compañeros sentados uno junto a otro).

Asimismo, cuando las personas no trabajan juntas, se empiezan a formar puntos de alienación: cada trabajador se concentra en sus responsabilidades diarias y se pierde el sentido de ‘equipo’, es decir, la conciencia de cómo los proyectos individuales pueden afectar a otros miembros de la organización. Cuando cada trabajador entiende y se identifica con su rol dentro del equipo, de cara a un objetivo mayor -y común-, adquiere un mayor sentido de responsabilidad y motivación.

Integrar la motivación del trabajador a la cultura empresarial

Los trabajadores de la llamada ‘Generación Z’ no suelen estar satisfechos por simplemente completar una lista de “cosas que hacer” y cumplir con el tiempo justo de trabajo para irse a casa. Suelen exigir estar en el centro de la innovación. Aunque muchas veces las tareas ‘de poco calado’ tienen importancia en el entrenamiento y aprendizaje de los nuevos trabajadores, no se conseguirá integrar a la cultura organizacional a un miembro de la ‘generación z’ si no se les reta -o a su equipo- presentando desafíos que requieran desarrollar nuevas alternativas y soluciones ante problemas.

Al reconocer esta característica distintiva, las organizaciones pueden desarrollar programas internos que apoyen el espíritu emprendedor de sus empleados, y recompensarlos por tomar la iniciativa de ampliar los límites de la organización. Esta es una medida que muchas empresas exitosas han adquirido como hábito.

Parte de integrar a la ‘Generación Z’ requiere formular un programa de ‘andamiaje’ en donde los empleados puedan integrarse de forma natural y crecer de forma continua, a la vez que se fomenta la lealtad a largo plazo y la confianza.

Está claro que liderar y establecer una cultura colaborativa efectiva no se consigue ‘de la noche a la mañana’, ya que además nos enfrentamos con las resistencias al cambio que se dan naturalmente en cualquier entorno. Aun así, se trata de un proceso de interacción y repetición en donde los valores, actitudes y hábitos de la empresa tienen un papel fundamental que requiere constante monitorización.

En el mundo actual, en la medida en la que la obediencia ciega y la indulgencia se instalan, la adaptabilidad, flexibilidad y capacidad de supervivencia de la empresa se estancan. Crear un contexto interno potente es sumamente retador y todavía más necesario en la actualidad. Pensar en cómo abrir camino a las nuevas perspectivas de la ‘Generación Z’ obliga a pensar en formas de adaptación organizacional y encamina a las empresas hacia modelos más responsivos ante los cambios y la novedad.

Cuando damos prioridad a las personas, como parte fundamental del sistema organizacional, brindando espacios de reflexión y ajuste ante nuevas perspectivas, encaminamos la visión y acción organizacional hacia valores fundamentados en el progreso y desarrollo individual y global.

Artículo de Kreadis con información de:
-Natalia Jiménez en El Mundo: Generación Z, más allá de los millennials.